domingo, 6 de marzo de 2016

Mujeres de guerra - Trina de Moya-




Poetiza, sobresalió por su humildad y sencillez en su calidad de Primera Dama, esposa del Presidente Horacio Vásquez. Es autora del famoso himno a la Madre.



Nació en La Vega el 13 de enero de 1863 y murió en Puerto Rico el 13 de marzo de 1941 a los 78 años de edad.Poetiza, sobresalió por su humildad y sencillez en su calidad de Primera Dama, esposa del Presidente Horacio Vásquez.

Es autora de varios poemas, entre los que se señalan “El Campo” y “El Estudio”. Escribió en prosa el libro “Añoranzas” y “Patria y Hogar”, éste último con prólogo del destacado poeta dominicano Fabio Fiallo. Sus poemas y escritos dispersos aparecen con los seudónimos de T. Colombina y Ángela.

En 1915, con motivo de la celebración de los Juegos Florales de La Vega, fue premiada su composición “Patria y La Mujer Dominicana”. En un concurso en ocasión de la coronación de Nuestra Señora de La Altagracia, en el año 1922, logró el primer lugar con su “Soneto a María”. Una de sus sobrinas, Doña María Ascensión Claudina de Moya, testifica que Doña Trina fue una ferviente devota de la Virgen de Lourdes, cuya imagen la pareja presidencial pidió a Francia para regalarla a la Iglesia de Tamboril.


Himno a las madres

!Venid los moradores
del campo y la ciudad,
y entonemos un himno
de intenso amor filial:

Cantemos de las madres
la ternura, el afán
y su noble atributo
de abnegación sin par.

Celebremos todos la fiesta más bella,
la que más conmueve nuestro corazón;
fiesta meritoria, que honramos con ella
a todas las madres de la creación.

¡Quien, como una madre, con su dulce encanto,
nos disipa el miedo, nos calma el dolor,
con solo brindarnos su regazo santo,
con sólo cantarnos baladas de amor!

De ella aprende el niño la sonrisa tierna,
el joven la noble, benéfica acción;
recuerda el anciano la oración materna
y en su alma florece la resignación.

CORO: Venid los moradores...

Celebremos con flores la tumba sencilla
de madres que moran en la eternidad,
y ornémos con flores la frente en que aun brilla,
en que aun brilla y fulge la maternidad.

Para ello escojamos frescas azucenas
-simbólicas flores de aroma ideal-,
blancas como el alma de las madres buenas
y con algo místico y sentimental.

Albas estrellitas, nítidas hermanas
de las que circundan la divina sien
de la que es modelo de madres crisitianas,
madre del Dios-Hombre nacido en belén.

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